sábado, 29 de octubre de 2016

Rayuela

Yo sé lo que es eso. Un forcejeo inicial. Que no dé más la fuerza. Caer rendida. Que "no" no sea no. Que yo no sea más yo. Manos quietas, como atadas, como muerta. Que yo sé lo que es eso. Piernas abiertas. Y sed. Como nada, escachada, a la pared. Sudando. Calor, temblor. Yo sé qué es. Que al final ya no sientes ni dolor. El hedor. Y ese sangrar hasta por la nariz. De llorar por la herida que no deja cicatriz. Pero queda. Ninguneada. Desgarrada. Cuerpo en dos. Para siempre una mitad. Sé lo que es eso. Ese dos. Que termina, sí. Que pasa. Otra página. Y te deja. Que te suelta, pero tarde. Tarde. Ya pasó, sí, pero queda. Yo sé lo que es eso. Que una mañana te fugues de la escuela y que llueva, y entres porque sí a una biblioteca abierta y dejes todo en la mesa y se pase medio día, y que andando por estanterías sin puertas, pases la mano acariciando sin ganas y que revolviendo a la mala maleza, que la suerte no te traiga una manzana, y te caiga un Rayuela en la cabeza.