domingo, 16 de noviembre de 2008

en cuanto a mí...

Puestos a contar, a mí, ahora hace tiempo. Y el tiempo. Cuanto más mi, menos yo y ni sonó más el timbre ni la chica de los supermercados ni bis, ni más los zapatos mojados ni un marcador de páginas en blanco ni bronceador ni entradas ni un cigarro, ni sal ni son ni ramo. El tiempo. Y luego, ahora. Y que si antes, que si era luz o diana. Que estaba más sol musical o finalmente hablando. Daba abad a la zorra o arroz a la letra o no sé ni de cómo ni a cuánto desde cuándo o por sí, pero antes más yo o antes. Y ahora tire o empuje y café los domingos, primos, sin, dos de azúcar, y hielo, gipsy y jazz y las seis menos cuarto, los dos besos o cobro o revertido, no, jarabe, plural, que no hay más dos sin tres, tetera y orinal, y la trinchera ya de matrimonio, y la flecha, la hoguera y la espera. Espera. Ahora, que el tal Lucas. Que antes qué era. Que Lucas mueca, Lucas entretelas, entrañas, fontanelas, cortauñas, pantomimas, rebecas. Lucas libretas llenas. Lucas del desayuno a la cena. Cuelgo las botas, corto la melena o la media docena. O cambio. Lucas, yo, ahora, buena nueva. O nueva. El tiempo y ahora, Lucas. Y que si yo, él o tú. O nosotros érais o ellos fui o son la seis en punto. A mí o en cuanto. (O aclaración). (O no).

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